Con motivo del día Europeo de la Logopedia, hemos querido escribir este post para explicar de manera general qué es la logopedia y los ámbitos de trabajo de un logopeda, y de manera un poquito más específica, el trabajo de un logopeda en una Unidad de Rehabilitación Neurológica.

La logopedia es la disciplina encargada del estudio, prevención, detección, evaluación, diagnóstico, tratamiento e investigación de patologías, trastornos o dificultades que cursan con alteraciones en algún aspecto de la comunicación humana.

Es, por tanto, una profesión que abarca trastornos desde la infancia hasta la vida adulta, siendo las patologías a las que se enfrenta un logopeda aquellas que cursan con:

  1. Alteraciones relacionadas con la comprensión o expresión del lenguaje, tanto en su forma oral como escrita: dificultades en la adquisición y desarrollo de lenguaje, retraso simple del lenguaje, Trastorno Específico del Lenguaje, retraso lector, pérdida auditiva, Trastorno Generalizado del Desarrollo, dislexias, disortografía, afasias, alexias, agrafia, alteraciones del lenguaje secundaria a deterioro cognitivo, enfermedades neurodegenerativas o demencia, etc.
  2. Alteraciones del habla: dislalia funcional y orgánica, taquilalia, bradilalia, taquifemia o tartamudez, disartria, anartria o apraxia, Parálisis Cerebral, etc.
  3. Alteraciones de la voz: disfonía hipertónica o hipotónica, afonía, nódulos, pólipos, laringectomía, parálisis de cuerda vocal unilateral o bilateral, problemas de coordinación fono-respiratoria, etc.
  4. Alteraciones miofuncionales que involucren al correcto funcionamiento de procesos como la respiración, la deglución o la masticación: disfagia, hipo-hipersensibilidad intraoral, deglución atípica, falta de fuerza en músculos deglutorios como la lengua, labios o larínge, ausencia o falta de reflejo deglutorio, ausencia o falta del reflejo tusígeno, falta de ascenso laríngeo, dificultad en la formación del bolo, etc.

La Logopedia se puede desarrollar dentro del ámbito sanitario (hospitales, centros de rehabilitación, centros audio protésicos, servicios neonatales, unidades de cuidados intensivos, centros de atención temprana, unidades de rehabilitación neurológica, etc.), en el ámbito educativo (en equipos de asesoramiento psicopedagógico, escuelas infantiles, colegios públicos y privados, aulas y centros de educación especial, etc.) y en el ámbito socio-asistencial (atención temprana, centros de educación infantil y colegios, centros de tercera edad, centros de día, asociaciones, atención domiciliaria, juzgados o residencias geriátricas). Además, podemos encontrar logopedas en otros ámbitos como la formación, o allí donde haya profesionales relacionados con la voz (cadenas de radio o de televisión, medios de comunicación, cantantes, etc.).

En una Unidad de rehabilitación neurológica se trabaja con cualquier persona que tenga una afectación a nivel neurológico como consecuencia, entre otras, de un Daño Cerebral Adquirido (Accidentes cerebrovasculares, traumatismos craneoencefálicos, anoxias, tumores o infecciones cerebrales) o de Enfermedades Neurodegenerativas (Esclerosis Múltiple, Demencias, Parkison, etc.).

En la mayoría de estas patologías encontraremos asociados trastornos motores, sensitivos, cognitivos, emocionales y conductuales. Su abordaje requiere un buen trabajo en equipo, por ello el logopeda (al igual que el resto del equipo), debe ser capaz de trabajar de manera coordinada, planteándose objetivos funcionales para mejorar lo máximo posible la calidad de vida de las personas.

El trabajo del logopeda en una unidad de rehabilitación neurológica irá destinada a mantener las capacidades conservadas y/o a recuperar o intervenir aquellos aspectos que se encuentren afectados en relación a la comunicación (voz, habla y lenguaje) o a las alteraciones miofuncionales que involucren a procesos como la respiración, la deglución o la masticación.

En Afasias, por ejemplo, el tratamiento irá destinado a recuperar diferentes áreas del lenguaje que se han podido ver comprometidas, alterando a la comprensión y/o expresión de este, tanto en su forma oral como escrita. Además, debemos valorar las demás funciones neuropsicológicas como son la atención, memoria, percepción o funciones ejecutivas, debido a su implicación y relación con los diferentes procesos del lenguaje.

En pacientes con deterioro cognitivo y/o enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, Parkinson o Esclerosis múltiple, el lenguaje también se verá alterado. La función del logopeda será la de mantener la funcionalidad de las capacidades cognitivas, evitando que los problemas de lenguaje entorpezcan el funcionamiento de las actividades de la vida diaria y mejorando así su calidad de vida.

En casos más graves, como PC, afasias totales, anartria o estadios avanzados de enfermedades neurodegenerativas o demencias, en los que la comunicación se ve gravemente afectada, el logopeda compensará la función dañada, estableciendo una alternativa para comunicarse basada en Sistemas Aumentativos o Alternativos de Comunicación.

En casos de afectación del habla como es la disartria, el logopeda intentará recuperar la funcionalidad de las estructuras orofaciales, normalizando el tono muscular o incrementando la fuerza, además de trabajar la precisión y coordinación de los movimientos. También se realizarán actividades de respiración y soplo, articulación y voz.

Nos podemos encontrar también con alteraciones de la voz secundarias a una afectación neurológica como puede ser parálisis cordal, hipertonía laríngea, hipofonía, disfonía, afonía u otras. En este caso el logopeda enfocará el tratamiento a mejorar la capacidad y el control respiratorio, fomentar la apertura bucal y del vestíbulo laríngeo, así como el control y movilización del velo, instaurar un patrón de respiración diafragmático y una adecuada coordinación fono-respiratoria, así como a mejorar la calidad del timbre de la voz, conseguir un cierre glótico correcto o a trabajar la intensidad de la voz, todo ello teniendo en cuenta la patología y los objetivos marcador en el plan de intervención.

Por último, nos gustaría hablar de la deglución, un proceso muy común que se ve alterado en las personas que padecen algún tipo de afectación neurológica. Los problemas neurológicos que causan dificultades con la deglución incluyen el accidente cerebrovascular (la causa más frecuente de disfagia), el traumatismo cerebral, la parálisis cerebral, la enfermedad de Parkinson y otros trastornos neurológicos degenerativos como la esclerosis lateral amiotrófica, la esclerosis múltiple, la parálisis supranuclear progresiva, la enfermedad de Huntington y la miastenia gravis.

Dependiendo de la gravedad del trastorno encontraremos diferentes alteraciones, desde hiposensibilidad intraoral o falta de propulsión lingual, hasta falta de constriccion faríngea o de ascenso laríngeo, involucrando la seguridad del proceso. El logopeda se encargará de establecer las medidas necesarias ante una alteración deglutoria.

El objetivo de la rehabilitación de las alteraciones deglutorias es lograr una deglución segura y eficaz, intentando recuperar la función perdida o bien, implementar un nuevo mecanismo que reemplace al anterior y permita una alimentación oral segura.
Las estrategias terapéuticas ofrecidas por el logopeda se pueden clasificar en dos grupos:

  1. Técnicas propias del tratamiento:
    • Praxias neuromusculares, con el objetivo de mejorar las sinergias musculares que intervienen en las diferentes etapas deglutorias. Incluimos todo ejercicio pasivo, activo o resistido, que implique el movimiento de diferentes estructuras orofaciales encargadas en el proceso deglutorio.
    • Maniobras deglutorias, entre las que destacamos la deglución supraglótica, deglución super-supraglótica, deglución forzada, doble deglución o la maniobra de Mendelsshon, entre otras. Estas tienen como objetivo cambiar la disposición fisiológica de las estructuras laríngeas implicadas en la deglución, facilitando el cierre glótico o impidiendo el paso de alimento a la vía aérea.
  2. Técnicas compensatorias. Entre ellas incluimos técnicas de incremento sensorial como la estimulación térmica, estimulación con sabores ácidos o estimulación extra e intraoral, modificaciones del entorno o de la alimentación, como, por ejemplo, modificaciones del volumen del bolo o modificaciones de la consistencia de los alimentos. Además, podemos incluir también los cambios posturales, que tienen como objetivo facilitar la actividad muscular implicada en la deglución.

En muchas afectaciones del sistema nervioso encontramos la disartria junto con afasia o alteraciones de otras áreas como la voz o la deglución. Por ello, pocas veces la intervención logopédica en una unidad de rehabilitación neurológica se verá destinada a una de estas áreas de forma aislada.